miércoles, 17 de abril de 2013

Donde el paraiso se llama Parque Tayrona


El sábado 13/04 decidimos partir para Tayrona. Ya teníamos todo preparado, las latas, las galletitas, el pan y fiambre…todos listos… la noche anterior a partir tuvimos el placer de tomarnos una botella de Fernet Branca. Y todos los argentinos que vivimos en el exterior sabemos que eso cotiza en bolsa…asi q la disfrutamos como si fuera la última del mundo! Jaja
Ecocabañas
Nos acostamos super tarde, pero nada nos frenó para levantarnos a las 5 a.m para partir al Parque. Y así fue. A las 6 a.m partimos para el mercado (más específicamente a la esquina de la 11 y 11). El mercado es un caos a esa hora, pero así fue como subimos felices a la buseta que nos cobró los correctos 6000. Así en 1 hora masomenos estábamos en la puerta del Parque Tayrona. Llegamos a registrarnos y ahí fue el único percance… presentamos felices nuestras credenciales y la chica, con una cara de 4 de copas tremenda, nos pide las cédulas. Nosotros, curados de espanto, no salimos más sin cédula. Y como buenos despistados, tampoco con la fotocopia. Así que, luego de luchar y luchar sin tener éxito, tuvimos que pagar la entrada como extranjeros… ni siquiera pudimos hacerle entender a la chica q vivíamos acá.
Así empezamos la caminata… pero solo a tomar la buseta que nos lleve a la entrada desde donde caminaríamos… Así que por 2000 cada uno, nos tomamos la buseta.
Llegamos a un parqueadero, y tomamos el “sendero del conocimiento”. Sin hacer caso a Brian que nos había recomendado el de los caballos y haciéndole caso a un señor que nos dijo q el de los caballos era peligroso por si nos atropellaba un caballo…al final, nada que ver.
Arenillas
Por el camino nos encontramos con cangrejos azuladitos enormes, con ranitas negritas, con ruidos de pájaros por todos lados y por sobre todo, con PAZ, sin ruido de autos y esas vainas… Mucha escalerita, subidas y bajadas y carteles relatándonos de qué se trataban los árboles que íbamos viendo.
De repente llegamos a una especie de mirador y quedamos super sorprendidos, y eso que todavía no habíamos visto nada… pero el Parque ya nos estaba dando un adelanto de lo que íbamos a ver los próximos días.
Seguimos y cuando ya no dábamos más llegamos al Camping El Paraíso, que, no nos costó nada encontrarlo, pues es el primero que nos chocamos.
Nos registramos y nos pusimos a armar las carpas que bien averiadas estaban algunas. Entre el cansancio y las ganas de tirarnos al agua ya ni ganas de armar las carpas había…pero lo logramos!
Mientras nos registrábamos conocimos a Lorenzo, un simpático loro que anda entre los huéspedes. Quien el lunes, durante el desayuno, tomó mas confianza y se acercó a caminar entre nosotros.

Y de ahí, todos ansiosos, nos cambiamos y fuimos a conocer algunas playas del Parque.
La piscina

La primera que conocimos y por la que luego íbamos a pasar cada vez que vayamos para otra playa es: Arrecifes. Una playa extensa, de agua muy revoltosa, pero muy linda.  Durante la noche muestra una vista del cielo muy bonita y una paz pocas veces encontrada. Nunca pensé que el barullo de ese mar violento iba a serenar tanto.
Luego nos chocamos con Arenillas. Una playa pequeña, con arena muy gruesa y áspera. Pero está entre piedras muy grandes y le dan una onda muy bonita. En esa playa nos bañamos el domingo. El agua es super violenta, pero se vuelve divertida a la vez. Un lindo lugar para pasar el rato.
Cabo San Juan del Guía
Luego, caminando un poquito por el bosquecito, llegamos a La Piscina. Una piscina que construyeron los Tayrona llevando unas piedras gigantes para cortar la corriente. Y este lugar, además de ser hermoso, te deja pensando cómo habrán hecho para transportarlas?. En la piscina nos asoleamos todos, mi color dorado se lo debo en especial a esa playa, dónde elegimos pasar grandes ratos.
Cabo San Juan del Guía
Después de caminar un poquito más llegamos a Cabo San Juan del Guía: la playa que sale en Google. Pero primero se ve el Camping, que está mas lleno de carpas que los demás y de extranjeros. Pareciera el más completo. La playa es bastante violenta también pero el paisaje es genial. Es impensado estar en esa playa y no subir a la “casita” que se ve vigilando todo lo que sucede. Desde ahí  se puede ver la playa entera, la corriente en el medio del mar, cómo es arman las olas….vean las fotos porque no tienen desperdicio! Así que ahí estuvimos sacándonos fotos y disfrutando del paisaje. Como dijo Paula: “quiero mirarlo mil veces para que no se me olvide nunca nunca lo que estoy viendo”. Montaña y Mar, todo en un mismo plano. No tiene comparación.  Ese lugar sí que transmitía PAZ!!!!!!
Montaña y Mar..

Y así fue como transcurrieron nuestros 2/3 días en el Parque Nacional Tayrona. Rodeados de naturaleza y tranquilidad...Escapando un poco de la locura de la ciudad!!






Todavía queda mucho conocer de ese Parque hermoso que nos brinda Santa Marta... mas adelante les cuento!!

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